“¡Jaipuuuur, jaipuuuuuur!”
A grito pelado nos despertábamos de golpe en nuestra cabina del autobús. La operación bye-bye retrasos de tren en India había sido un éxito total.
Fue un plácido viaje de 7h en el Sleeper Bus y llegamos a Jaipur una hora antes de lo previsto. Eran las 4:30h de la madrugada y no teníamos hotel reservado, para variar.
Lo primero que hicimos fue despertar rápidamente a Ana y Javier porque todavía estaban en fase REM. Bajamos del autobús y ahí estábamos, en la Main Bus Station de Jaipur. En medio de la nada y el todo de una ciudad todavía a oscuras. Por suerte había un par de bares abiertos y pudimos tomarnos un par de chais.
Hacía las 6:00 am nos pusimos a andar hacia la zona de los hoteles más económicos: BANI PARK.
Deambulamos sin éxito durante 40 minutos y decidimos esperar a que despertara la ciudad. No había nada abierto y nos sentamos en un parque viendo pasar a gente local haciendo ejercicio. ¡Toda una experiencia! Y gracias a la compañía de nuestros amigos argentinos pudimos tomar mate y café con su estupendo termo. La gran idea del calentador de agua y el termo es un capítulo a parte que algún día mencionaremos en este blog. ¡Gracias chicos!
Cuando empezaron a sonar las primeras bocinas y los primeros “Yes mam, ¿tuk tuk?” supimos que la ciudad ya estaba en marcha. Así que decidimos reanudar nuestra búsqueda de alojamiento ¡Cuánto nos costó! Esta es sin duda, la ciudad en la que más tiempo hemos invertido en encontrar un lugar donde dormir.
En Jaipur las distancias son grandes, así que os recomendamos buscar previamente los hoteles que os interesen, apuntarlos y acercaros con tuk tuk al llegar a la ciudad. Otro dato, en Jaipur el alojamiento es un poquito más caro que en la media de India.
Al final y con MUCHA suerte nos quedamos en la Khandela Paying Guest House, por 400RP la noche en una habitación doble con baño y caja fuerte. Fue un chollo, la mayoría de hoteles nos pedían entre 1000 y 2000RP por habitación.
Se trata de una casa que alberga una guesthouse y un hostel a la vez, el CRASHPAD. Gente muy maja y muy buen rollo. Además organizan un montón de actividades como yoga, cine, etc ¡Recomendadísimo!