Nong Khiaw y Muang Ngoy, a las orillas del río Nam Ou, son dos pequeñas y preciosas localidades al noroeste de Laos. Dos pueblos tranquilos entre montañas dónde disfrutar del ambiente local del país y la belleza de su entorno. Laos nos sorprendió cada día con sus paisajes y este lugar figura entre nuestros sitios preferidos de todo el sureste asiático.
Nong Khiaw fue nuestra primera parada en nuestro recorrido por el río Nam Ou. Fuimos hasta allí en un autobús desde Luang Prabang. Anteriormente se podía llegar hasta allí en bote, pero durante nuestra época (marzo 2017) estaban realizando algunas construcciones en ese tramo del río y la única posibilidad de llegar era por tierra.
Nada más llegar a Nong Khiaw y ver a los niños corriendo, a los hombres y las mujeres del pueblo saludándonos con una enorme sonrisa y tan sólo un tuk tuk, Núria dijo en voz alta: “aquí sí”. Aunque el sureste asiático esté ya bastante explotado y nada se “salve” de la influencia occidental, nos pareció paraíso para aquellos mochileros que busquen adentrarse algo más en la vida local de Laos.
La zona está dividida en dos partes: el pueblo y la zona “creciente” de hoteles para turistas. La primera se encuentra en la orilla oeste del río. Allí encontrarás las casas de los locales y algunos pocos restaurantes y hoteles, como el nuestro: Guesthouse Pho Sai River View. Unas cabañitas a las orillas del río por 60.000 kips por noche, con cama doble, baño privado, agua caliente, ventilador y wifi. Espectacular.
Otra opción para alojarse es un hostel situado en la calle principal del pueblo, antes de llegar al puente que cruza el río. Unas chicas que conocimos nos dijeron que el dueño era bastante maleducado, pero por la noche proyectan películas (de las buenas) y eso en Asia mola mucho.
La otra está situada en la orilla este del río. Con más opciones. Aún así, las dos áreas se respetan y el turismo no está masificado ni ha destruido la autenticidad de la zona.
El pueblo, rodeado de montañas, permite realizar pequeños trekkings para ver el amanecer y/o atardecer, eso es a gusto del consumidor. Si tuviéramos que escoger nos decantamos por ver el sunrise en las montañas, por el calor de la subida y el sunset en el río, con una buena beer Lao en mano.
Esto merece un capítulo a parte. Tal y como su nombre indica, las 100 Waterfalls son un increíble trekking (también puede considerarse barranquismo) que se realiza en las 100 cascadas de un río en las montañas de los alrededores de Nong Kiaw.
Este trek suele hacerse con agencias, contratando un tour en alguna de las agencias de Nong Kiaw. Lo que no todo el mundo sabe es que puedes hacer el trekking por tu cuenta, contratando un guía local. Nosotras siempre somos partidarias de la segunda opción 😉 Más aventura, más autenticidad y menor precio. Eso sí, hay que reunir entre 8 y 12 personas para que la cosa salga a cuenta… porque en Laos, aunque no cojas un tour, TODO se paga. Esto es lo que hicimos:
Tras reunir a 9 personas nos dirigimos al embarcadero de Nong Kiaw a las 8.45 de la mañana. Desde allí cogimos un bote para ir hasta el pueblo de Ban Don Khoun por 300.000kips. Bajamos del bote (que nos esperaba para la vuelta) y subimos hasta el pueblo. En la misma entrada había un cartel que indicaba los precios para ir a las 100 waterfalls.
La entrada nos costó 10.000 kips por persona y el guía, de obligatoria contratación, son 50.000 kips por grupo. No dudéis en contratar al guía. Además de hacerle un favor a la pequeña aldea y sus habitantes y no perderos (el camino hasta las cascadas puede ser confuso) nuestro majísimo Kim, que no hablaba ni pizca de inglés, nos llevó perfectamente por todo el camino y se aseguró de que todos estuviéramos bien durante la excursión. Además de todo esto se dice que todavía se encuentran minas no explotadas en este territorio de Laos y con Kim todos nos sentíamos más seguros.
Salimos de la aldea saludando a los niños que corrían tras los pollos y gatitos y empezamos a caminar. Estuvimos unos 30 minutos andando en terreno llano, cruzando valles, un pequeño riachuelo, campos y algún trocito de montaña hasta llegar a la parte baja de las cascadas.
Allí empezamos a ascender ¡por el mismo río! Suerte que nos pusimos las zapatillas de trekking que se secan rápido porque para ascender por el río hay que mojarse mucho las piernas. La subida es increíble y no es difícil. Hay tramos con rocas más resbaladizas pero puede hacerse, incluso los menos expertos, además hay algunos trozos dónde puedes ayudarte con cuerdas e incluso una escalera.
Tardamos como una hora y media para subir. Unos metros antes de la cima nos detuvimos un momento para ver el gran salto de agua y luego llegamos hasta la parte más alta, dónde nos esperaban una ducha natural bien fresquita y unas buenas vistas. Estuvimos allí un buen rato y luego empezamos a bajar hasta la aldea, dónde hicimos otra pausa para “charlar” (más bien nos comunicábamos con gestos y risas) con los locales y jugar con los niños antes de coger el bote de regreso a Nong Khiaw.
Un poco más al norte de Nong Khiaw está Muang Ngoy, un pueblo más pequeño que el anterior con un paisaje bucólico y un encanto distinto a su vecino. Parece más turístico por la relación alojamiento y tamaño del pueblo, pero no os guiéis por las apariencias, tiene más que dos calles de tranquilidad, bares y lugares bungalows con hamacas frente al río (que no es poco). Aún así este pueblo sigue sin contar con ATM y en ocasiones hay algunos cortes eléctricos.
Para llegar hasta Muang Ngoy cogimos un bote desde Nong Kiaw a las 9 de la mañana (recomendamos estar allí unos 15-20 minutos antes para comprar tickets) por 25.000 kips. El trayecto por el río dura algo menos de una hora y vale la pena sólo por las vistas.
Nada más llegar dividimos nuestro grupo para buscar alojamiento económico y con vistas al río. Un chico europeo muy simpático casado con una laosiana nos mostró el hotel de su cuñada, el Phetdavanh guesthouse & bungalows. Aunque las habitaciones fueran bastante viejunas nos parecieron correctas por el precio que tenían: 50.000 kips por cama doble, con baño privado, agua caliente y wifi. Eso sí… vigilad. La dueña del lugar posee un restaurante con el mismo nombre. Es el más famoso y el más caro de Muang Ngoy. Hacen buffet para desayunar y buffet vegetariano para cenar, ambos por 30.000 kips. También preparan unas pizzas caseras muy bien logradas. Está todo riquísimo pero que jamás, repetimos, JAMÁS, os vea en el restaurante que está justo en frente. Allí sirven una copia exacta de su desayuno pero más barata (25.000 kips). La mujer no se caracteriza por su buen humor y el día que decidimos probar el otro buffet quiso literalmente echarnos de su hotel por desayunar en el local de la competencia. Nosotras no sabíamos nada de todo aquello y nos costó lo nuestro hacerla entrar en razón. Sois libres de hacer lo que queráis pero si os interesa alojaros allí mejor probad otros restaurantes que no sea el que tiene justo en frente o os enfrentaréis a la bestia de Muang Ngoy. Quedáis avisados.
Justo al lado del embarcadero disfrutamos de unos bañitos muy agradables en el río con la puesta de sol y la arena entre las majestuosas montañas de Muang Ngoy. Si queréis cruzar el río a nado puede hacerse pero cuidado, la corriente es más fuerte de lo que parece.
Aunque sus dimesiones sean reducidas Muang Ngoy tiene un templo en el pueblo. Pásate a visitarlo y a charlar con los monjes, son muy simpáticos y están encantados de recibir visitas.
Más que “trekking” es una excursión que puedes hacer en medio día. Aunque no quieras visitar las cuevas hay que abonar 10.000 kips para entrar o pasar por el camino, la cueva y las aldeas son los lugares más frecuentados para visitar por locales y turistas y en Laos toooodo se paga.
A unos 30-45 minutos andando desde el pueblo encontrarás la entrada de Tham Kang Cave. Es una pequeña cueva todavía no explotada que puedes visitar por tu cuenta. No hay seguridad ni luz en su interior así que mejor llevarse una luz si quieres explorar un poco su interior. En la primera “sala”, en la misma entrada, puedes bañarte a oscuras. Nosotras lo hicimos y aunque asustaba un poco fue muy divertido 😉
La aldea de Ban Na está a unos 30 minutos más desde las cuevas. Un pequeño pueblo dónde podrás ver la auténtica vida rural de los laosianos de las montañas. Disfrutamos mucho de un paseo matutino por la aldea, jugando con los niños y charlando con las ancianas.
Hay otro pequeño pueblo, Huey Sen, que se puede visitar pero descartamos la caminata por el calor. Os recomendamos visitar primero los pueblos y luego la cueva, de esta manera podréis caminar sin morir al sol y refrescaros con un bañito final antes de volver a Muang Ngoy.
En los alrededores del pueblo hay muchas montañas. Nosotras descubrimos una al sur que se podía ascender para contemplar el sunset. Hay que pagar entrada y el mismo hombre de la puerta nos recomendó que no lo hiciéramos porque íbamos tarde… El ascenso dura dos horas.
La otra montaña, situada al norte del pueblo también puede ascenderse. No intentéis hacerlo para el sunrise, Jill y Jemma, dos amigas inglesas, lo intentaron un día y tuvieron que volver a la cama porque la entrada estaba cerrada.
Esperamos que este post os sirva de ayuda para vuestra visita a estos dos paraísos del noreste de Laos.
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Gracias por el blog, con vuestro permiso aprovecho para decir que de mi viaje a Laos el mes pasado me sobraron 700.000kips que equivalen a 72€, los cuales vendo por 60€ interesadoa contactarme en el 654422153. Muchas gracias?