SALIDA DE HANOI
Decidimos viajar en autobús hacia Luang Prabang por 42 USD. Ir a otros lugares era más barato pero luego en Laos el transporte cuesta más. Compramos nuestros billetes en la agencia ATT Asia travels, en el Old Quarter de Hanoi.
El billete incluye recogida en tu hotel y autobús hasta la estación sur de Luang Prabang. Da igual lo que te digan, no es cierto, no van al centro.
Empezaba la que denominamos «Operación Laos». Supuestamente venían a recogernos a las 16.45-17h. Estábamos esperando en la puerta del hotel desde las 16.30h, pero nadie venía. Llamamos a la agencia y nos dijeron que no nos preocupáramos, que estaban en camino.
A las 17.20 apareció un chico en scooter. Puede que Vietnam sea muy así, pero dos chicas con mochila y él no eran posibles para la motito. Y todavía nos faltaba Loli, nuestra amiga argentina, que estaba esperando en su hotel. El chico fue en busca de ella y volvieron juntos en moto. Entonces desapareció.
17.35: un taxi se detuvo delante del hotel. Para nuestra sorpresa el chico-scooter estaba montado en el vehículo. Bajó, nos llamó, puso nuestras mochilas en el maletero, le dio un montón de dinero al taxista y nos dijo que no nos preocupáramos, que él sabía cual era nuestro autobús a luang prabang
17:40-18.20h: El trayecto en taxi más largo de la historia. Supuestamente nuestro autobús salía a las 6, así que imaginaros los nervios dentro del taxi.
Finalmente llegamos a una estación de buses a las afueras de Hanoi. El taxista se detuvo en el parking y no se movía de su asiento. Sólo iba llamando a alguien y chillaba cosas en vietnamita. Al cabo de 5 minutos apareció una chica, el taxista le entregó un montón de billetes a ella y nos dijeron q la siguiéramos. Extrañadas por toda la historia hicimos caso. Fuimos con ella hasta la taquilla de tickets de autobús y compró nuestros pasajes ¡en nuestra narices! Nosotras ya pensábamos que habíamos perdido nuestro autobús y nos estaban colocando en algún transporte local que fuera hacia Luang Prabang. Le preguntamos a la chica, que no contestaba porque no entendía nada de inglés y la seguimos hasta nuestro autobús. Un sleeper en buenas condiciones. Una vez allí nos encontramos con los conductores del bus que nos dijeron que subiéramos. Ni rastro de otros turistas… Nanai. Nos plantamos allí diciéndoles que hasta que no habláramos con la agencia de viajes no teníamos intención de hacerlo.
15 minutos más tarde y gracias a la traducción de una chica local que también viajaba en ese autobús conseguíamos hablar con la agencia, que nos dijo que no había ningún error y que ese era, en efecto, nuestro autobús. Todavía estábamos dudando sobre qué hacer cuando de repente llegaron unas minivan con los demás turistas que habían contratado lo mismo que nosotras ¡Milagro! Contentas de ver que todo era correcto, subimos.
A las 21h el autobús hizo una parada para cenar (en el típico lugar dónde el menú triplica los precios que solíamos ver) y luego siguió para el resto de la noche. Si alguien quería ir al baño debía casi suplicar a los conductores que le dejaran bajar, más aún siendo mujeres… Aún así, la mayoría de veces nos hicieron caso. Durante el trayecto más gente fue subiendo al autobús, hasta llenar todas las camas.